Alberto Hernandez. Photo: Claqué Audiovisuales.
I met Beto at the comics, cosplay, books, sports and circus event (SOFA), within the framework of the Colombian Circus Convention, held in Bogotá, in mid-October 2018. He came as a guest directly from Mexico, together with Chema Solamente and Jorge Vilchis, all members of the Conejo Lunar group, to give a series of workshops and presentations. He was tall, just like me, but Vilchis was undoubtedly the biggest name. He seemed like the father of jugglers who were around him waiting for a demonstration of his best tricks. By that time, the Mexican trio was at the height of Latin American juggling. Jorge Vilchis brought with him his ninth position in Luke Burrage’s Top 40, Beto innovated juggling groups with his videos of experimenting with complex patterns, and Chema revolutionized the juggling of passes.
Alberto Hernández Trigos, his real name, was cordial with me. Right away, we shared a penchant for Russian balls and the myriad of tricks possible with them. He showed me his routines and I mine. I was fascinated by all the sequences he did with just a basic 3-ball pattern. I remember my amazement with a four-ball Millsmess variation in which he placed one ball on his forearm while the others took turns in that position. I showed him a variation with a four-ball multiplex and penguin grips and wrist twist under my arm. To my surprise, those tricks fascinated Beto, so much so that he asked me to let him record me for his Instagram. With nerves manifesting in my being, I did the trick again, but my misfortune began when I could only do two rounds of the trick.
“Come on, Esteban, just do three rounds and we upload it to Instagram!” He told me.
I tried and tried for more than 10 minutes, but something was not letting me reach the desired goal.
“I don’t think I can today. Tomorrow with more calm, we will make a more complete video,” I told him to justify my mistake. Since then a friendship of colleagues has been created.
Alberto Hernandez, Jorge Vilchis, Chema Solamente in Colombia.
Beto was born in Toluca de Lerdo, Mexico, on August 5, 1996. He began his high school studies at Adolfo López Mateos Preparatory School. With an outstanding personality, and curious to discover new ways of life, he saw that a group of jugglers in his school gave circus classes, and among the teachers was Jorge Vilchis. He attended juggling classes at age 17 and from there his life changed. Quickly, student and teacher became friends. Beto learned in record time every movement that his teacher taught. His talent was so incredible that he became part of the Conejo Lunar Company.
In 2014, he began studying psychology at the Faculty of Behavioral Sciences at the Autonomous University of the State of Mexico (UAEM). He had to go through studies for a time due to personal projects.
Photo: salazaradriano.
Photo: Zut.Photography.
His fascination with Russian balls led him to create some for personal use, polishing off mistakes from similar balls until he found the preferred size and weight. His friends and colleagues ordered balls which he sold for 10 Mexican pesos each, and thus his company “Beto-Balls” was born. His business grew until he had a great variety of products such as: Candy balls (85gr, 75mm, filled with salt), Alien (100gr, 75mm, filled with rice and salt with a flourishing mixture), Plasma (110gr, 75mm, filled with liquid silicone). He managed to sell more than 300 balls in Colombia and more than 500 in Mexico. The popular juggling and circus shop, Tienda Malabares, once had Beto-balls in its display case.
In addition to being an active member of Conejo Lunar, Beto participated twice in the regional competitions of the International Jugglers’ Association (IRC). Also, he was in the Open Stage of the first International Juggling Festival in Mexico (Fimex). He was also a member of the social circus project “Circologia” with which he maintained an active multidisciplinary participation in conjunction with his studying of psychology.
Social circus project “Circologia”
Beto attended workshops Wes Peden did in Mexico, which allowed him to explore his body and the thousands of ways to juggle. He proudly commented that he was one of the few people who, due to his command of the English language, could better understand the words of the workshop leader.
He was diagnosed with laryngeal throat cancer after returning from the Colombia tour. A long and strong battle against the disease would lead him to work harder to pay for expensive treatments. His friends and colleagues generously helped him. The group Xiknal Danza Aerea raffled off a large trapeze hoop, where all the money raised would go to Beto. Others supported him with their purchase of “Beto-Balls.”
Photo: Fausto Trejo.
Beto passed away on June 20, 2021, at the age of 24. He was buried in the municipal cemetery of Toluca de Lerdo, where his family and friends paid him a beautiful tribute. The Latin American juggling community lost one of its most dedicated, disciplined, and incredibly talented and original members.
“He was always charismatic. He loved memes. When we saw him, we would spend our time making crazy memes. A very cool person. He never wanted to win with what he did; he just wanted to keep sharing”. From Chema Solamente to Beto.
Alberto Hernández Obituario
Alberto Hernandez. Foto: Claqué Audiovisuales.
Conocí a Beto en el evento de comics, cosplay, libros, deportes y circo (SOFA), en el marco de la Convención colombiana de circo, realizado en Bogotá, a mediados de octubre de 2018. Vino como invitado directamente desde México, junto a Chema Solamente y Jorge Vilchis, todos miembros de la agrupación Conejo Lunar, a dar una serie de talleres y presentaciones. Era alto, como yo, pero sin dudas Vilchis era el más grande; parecía el padre de los malabaristas que estábamos alrededor de ellos esperando una demostración de sus mejores trucos. Para ese momento, el trío mexicano estaba en el auge del malabarismo latinoamericano. Jorge Vilchis traía consigo su novena posición en el Top 40 de Luke Burrage; Beto innovaba los grupos de malabaristas con sus videos de experimentación de patrones complejos; Chema revolucionaba el malabarismo de pases.
Alberto Hernández Trigos, su verdadero nombre, fue cordial conmigo. De inmediato, compartimos un gusto: las pelotas rusas y la infinidad de trucos posibles con ellas. Él me mostraba sus rutinas y yo las mías. Quedé fascinado con todas las secuencias que hacía con tan solo un patrón básico de 3 pelotas. Recuerdo mi asombro con una variación de Millmess de cuatro pelotas en la que dejaba una pelota en el antebrazo mientras que las otras se turnaban esa posición. Yo le mostré una variación con multiplex de cuatro pelotas y agarres en pingüino y giro de muñeca debajo de mi brazo. Para mi sorpresa, ese truco fascinó a Beto; tanto así que me pidió que lo dejara grabarme para su Instagram. Con los nervios manifestándose en mi ser, volví a hacer el truco, pero mi desgracia comenzó cuando solo pude hacer dos rondas del truco.
¡Vamos, Esteban, solo haz tres rondas y lo subimos a Instagram! –me dijo Beto, animándome-.
Intenté e intenté por más de 10 minutos, pero algo no me dejaba llegar a la meta deseada.
Creo que hoy no puedo, mañana con más calma hacemos un video más completo –le dije para justificar mi desacierto-. Desde entonces se creó una amistad de colegas.
Alberto Hernandez, Jorge Vilchis, Chema Solamente en Colombia.
Beto nació en Toluca de Lerdo, México, el 5 de agosto de 1996. Inició sus estudios de secundaria en la escuela preparatoria Adolfo López Mateos. Con una personalidad sobresaliente, y curioso en descubrir nuevas formas de vida, vio que en su colegio un grupo de malabaristas daban clases de circo en un semillero, entre los profesores se encontraba Jorge Vilchis. Asistió a las clases de malabarismo a los 17 años y desde ahí su vida cambió. Rápidamente, alumno y maestro se hicieron amigos. Beto aprendió en tiempo récord cada movimiento que su maestro enseñaba. Su talento fue tan increíble que pasó a formar parte de la compañía Conejo Lunar.
En 2014 inició su carrera de psicología en la Facultad de ciencias de la conducta en la Universidad Autónoma del estado de México (UAEM). Tuvo que pasar sus estudios durante un tiempo debido a proyectos personales.
Foto: salazaradriano.
Foto: Zut.Photography.
Su fascinación por las pelotas rusas lo llevó a crear algunas de uso personal, puliendo errores de pelotas similares hasta encontrar el tamaño y peso preferido. Sus amigos del semillero y colegas le encargaron pelotas para ellos, se las vendía en 10 pesos mexicanos cada una, y así nació su empresa “Beto-Balls”. Su negocio fue creciendo hasta llegar a tener una gran variedad de productos como: las pelotas Candy (85gr, 75mm, rellenas de sal), Alíen (100gr, 75mm, rellenas de arroz y sal con mezcla floreciente), Plasma (110gr, 75mm, rellenas de silicón liquido). Logró vender más de 300 pelotas en Colombia y más de 500 en México. La popular tienda de objetos de malabarismo y circo, Tienda Malabares, llegó a tener Beto-balls en su vitrina.
Además de pertenecer activamente a Conejo Lunar, Beto participó en dos ocasiones en las competencias regionales de la Asociación internacional de malabaristas (IRC). De igual manera estuvo en el Open Stage, del primer Festival Internacional de Malabarismo en México (Fimex). También fue miembro del proyecto de circo social “Circología” con el que mantuvo una activa participación multidisciplinaria en conjunto con su formación en psicología.
Proyecto de circo social “Circología”.
Beto asistió a talleres que Wes Peden hizo en México, lo que le permitió explorar su cuerpo y las miles de maneras de hacer malabares. Orgullosamente comentaba que él fue una de las pocas personas que, por su dominio del idioma inglés, pudo entender mejor las palabras del tallerista.
Fue diagnosticado con cáncer de garganta laringe luego de regresar de la gira por Colombia. Una larga y fuerte batalla contra esa enfermedad lo llevaría a hacer recolectas y a trabajar más para pagar los costosos tratamientos. Sus amigos y colegas le ayudaron generosamente. El grupo Xiknal Danza Aérea realizó una venta de boletas para la rifa de un aro grande de trapecio, donde todo el dinero recaudado seria para Beto; otros apoyaron con la compra de pelotas “Beto-Balls”.
Foto: Fausto Trejo.
Beto falleció el 20 de junio de 2021, a los 24 años. Fue enterrado en el cementerio municipal de Toluca de Lerdo, donde sus familiares y amigos le rindieron un hermoso homenaje. La comunidad de malabaristas latinoamericanos perdió a uno de sus miembros más entregado, disciplinado e increíblemente talentoso y original.
“Siempre fue carismático. Le encantaban los memes. Cuando lo veía nos la pasábamos haciendo desmadres de memes. Una persona muy chida. Nunca buscó ganar con lo que hizo, solo quiso seguir compartiendo”. De Chema Solamente a Beto.