How Did Selma Braatz Get Started?

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“The juggler of the time declared that hers was a branch of the profession in which women could not participate, and argued her case from the point of view that, as a rule, they could not throw straight to save their lives.”

Selma Braatz is one of the greatest jugglers in history. She was born on June 30, 1885, in Germany. She started juggling when she was 14 or 15 years old. She was trained by her aunts Welda and Clara Braatz (famous jugglers who had a soap bomb juggling routine), by her father Frau Braatz, and by the juggler Salerno.

Her debut was at the Corso Theater in Zurich, in 1904. From there, her fame exploded. Her show consisted of balancing unusual objects and juggling everyday things. When the curtain rose, Selma lay in a hammock until her assistant handed her three tennis balls and a racket. She then juggled the balls while balancing the racket. She juggled six balls perfectly and experimented with manipulating common objects such as gloves, canes, a top hat and an umbrella.

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There are many interesting stories about Selma Braatz. During her artistic career, Selma gave a few interviews to journalists where she told, little by little, what her life was like on and off the stage. All her stories and anecdotes contribute to the history of juggling.

The Australian newspaper The Sun, on February 1, 1914, published the following article about the beginnings of Selma Braatz’s artistic life. In it, Selma describes her favorite trick, her beginnings in juggling, and other details of her life.

The newspaper article begins with a reference to women and juggling, and mentions that, according to the idea of ​​jugglers at the time, juggling was a discipline in which there was no place for women.

¿Cómo empezó Selma Braatz?

 

“El malabarista de la época declaró que la suya era una rama de la profesión en la que las mujeres no podían participar, y argumentó su caso desde el punto de vista de que, por regla general, no podían lanzar en línea recta para salvar sus vidas”.

 

Selma Braatz es una de las mejores malabaristas de la historia. Nació el 30 de junio de 1885, en Alemania. Inició en el malabarismo cuando tenía 14 o 15 años. Fue entrenada por sus tías Welda y Clara Braatz (famosas malabaristas que tenían una rutina de malabares con bombas de jabón), por su padre Frau Braatz y por el malabarista Salerno.

Su debut fue en el Teatro Corso de Zúrich, en 1904. A partir de ahí, su fama explotó. Su espectáculo consistía en equilibrar objetos inusuales y hacer malabarismo con cosas cotidianas. Cuando se levantaba el telón, Selma estaba tumbada en una hamaca hasta que su ayudante le entregaba tres pelotas de tenis y una raqueta. Entonces hacía malabarismo con las pelotas mientras equilibraba la raqueta. Hizo malabarismo con seis pelotas a la perfección y experimentó con la manipulación de objetos comunes, como guantes, bastones, sombrero de copa y paraguas.

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Existen muchas historias interesantes sobre Selma Braatz. Durante su carrera artística Selma dio algunas entrevistas a periodistas donde contaba, de a poco, cómo fue su vida dentro y fuera de los escenarios. Todas sus historias y sus anécdotas contribuyen a la historia del malabarismo.

El periódico australiano The Sun, del 1 de febrero de 1914, hizo público el siguiente artículo sobre los comienzos de la vida artística de Selma Braatz. Allí, Selma describe su truco favorito, sus inicios en el malabarismo, y otros detalles de su vida.

El artículo del periódico inicia con una referencia sobre las mujeres y el malabarismo, y menciona que, para las mujeres, según la idea del malabarista de la época, el malabarismo era una disciplina donde no tenían espacio.

De taquígrafa a malabarista

Cómo empezó Selma Braatz

La señorita Selma Braatz, una de las pocas mujeres malabaristas del teatro de variedades, se convirtió en malabarista gracias a una apuesta. Su tío, que era el miembro más antiguo de una famosa compañía de acróbatas alemanes, los Hermanos Braatz, discutió sobre las dificultades de sus propias hazañas. El malabarista de la época declaró que la suya era una rama de la profesión en la que las mujeres no podían participar, y argumentó su caso desde el punto de vista de que, por regla general, no podían lanzar en línea recta para salvar sus vidas. Ahora bien, Selma era una auténtica marimacha en lo que se refería a los lanzamientos, y su familia estaba continuamente en problemas por su tendencia a tener problemas con cualquier cosa que se le cruzara en el camino cuando tenía una piedra a mano. Su tío, recordando esto y siendo un poco deportista, se declaró dispuesto a apostar que presentaría al público en un plazo determinado a una muchacha que lograría todas las hazañas realizadas por los mejores malabaristas de la época.

Selma se sumó de corazón a la conspiración y ahora dice que el trabajo que ello implicaba era tremendo. “A veces – dijo hace uno o dos días – practicaba hasta doce horas al día y, aunque hacer malabarismo puede parecer un trabajo relativamente fácil, puedo asegurarles que no lo es. A veces, me dolían tanto los dedos que lloraba de dolor. Lograr que los dedos sean flexibles es la mitad de la batalla en el malabarismo y es curioso que tocar el piano sea uno de los mejores ejercicios para cualquiera que desee dedicarse a esta clase de entretenimiento”.

“La hazaña más difícil de mi repertorio es la de las lámparas encendidas, aunque no parece ni la mitad de difícil que muchas de las otras cosas que hago. La verdadera dificultad reside en el hecho de que, mientras las cabezas de las mazas están encendidas, las empuñaduras quedan completamente ocultas por la oscuridad general del escenario, y es puramente por adivinación que logro atraparlas mientras giran una y otra vez en el aire”.

“Una técnica que me llevó mucha práctica fue aquella en la que disparo una bola de billar desde una pistola hacia el extremo de un taco de billar apoyado en mi barbilla, y con otros me llevó mucho tiempo perfeccionarla. Luego, para tener espacio para lanzar el taco al aire y atraparlo en mi frente, tenía que practicar arrodillándome. Cómo me dolían las rodillas, pero mi tío seguía diciendo: “Una vez más, Selma”, y yo seguiría haciéndolo”.

Soy un malabarista deportivo. Tengo la maravillosa oportunidad de escribir para eJuggle. Me gusta la historia, la historia militar, la filosofía, la poesía, las historias raras, y las historias de terror y de horror.

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