Selma’s artistic career is full of praise from the press and top jugglers such as Kara and Salerno. Her skills amazed audiences and entrepreneurs enjoyed having Braatz in their shows. Selma’s billboards lit up the streets of Berlin, London and even Sydney. Every minute of her show was an honour for the Braatz dynasty.
Selma Blecher-Braatz was born on June 30, 1885, in the German Empire. Her love and devotion to juggling began when she was 14 or 15 years old. She was trained by her aunts Welda and Clara Braatz (famous jugglers who had a soap bomb juggling routine), by her father Frank Braatz and by the juggler Salerno. Her debut was at the Corso Theatre in Zurich in 1904. From there, her fame exploded. Her show consisted of balancing unusual objects and juggling everyday things. When the curtain rose, Selma lay in a hammock until her assistant handed her three tennis balls and a racket. She then juggled the balls while balancing the racket. She juggled six balls perfectly and experimented with manipulating common objects such as gloves, canes, a top hat and an umbrella.
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A bet defined the destiny of Selma Braatz
Selma Braatz juggling with Kara and Salerno. Photo by David Cain.
There were many interesting exploits and stories in Selma’s life. One of them was the challenge that Selma’s father made to male jugglers.
Selma’s father, Frank was an acrobat and member of the “Braatz Brothers” group, which was part of the Braatz family circus. One day, Frank made a bet with the juggler Kara, and with the juggling community: that Selma could perform the routines of expert male jugglers in three years without being a woman being an impediment. Kara accepted the challenge.
Frank trained Selma strictly. They practiced between 8 to 12 hours a day. Selma, who was a teenager at the time, managed to gain the respect of her colleagues and became one of the best jugglers in history. In this regard, a journalist asked Selma how the bet went and she said: “Dad won. Work, work, work… from morning to night. I never knew what pleasure meant, but after two years and eight months I performed for Kara, and Dad won his bet.”
Selma’s personal and family anecdote
Photo by David Cain.
Selma married acrobat Harry Braatz and they had a daughter named Mickey Braatz who became an acrobatic dancer and juggler. Mickey once held the record for doing tinsica (gymanstic walkover) 75 times without stopping. Mickey eventually gave up acrobatics and devoted herself to musical shows.
In an interview with the Braatz family in the 1930s, journalist Abbott Joseph Liebling asked Mickey about the record and she replied: “But I like whirls better. I can do more whirls every year, but I think seventy-five is enough. You could hurt your heart.”
In that interview, at the Braatz family home, Selma told an interesting anecdote from her life, which the journalist wrote as follows:
“Mrs. Selma Braatz, the world champion female juggling artist, Mickey’s mother, said, ‘Remember Ernst, the handstander? He would jump off four tables on his hands. He leaned on his hands more than his feet, and finally he went mad with religion and ran around naked. Too much is too much.’
Mrs. Braatz, although she was about to leave the house when I called her, agreed to take off her furs and balance a wheel on her forehead, on the end of a long stem. She spun the wheel, with a red ball on the inside rim, and juggled four balls across and around the revolving circumference.”
She added:
“Practice, practice, you always have to practice. That’s what I always tell Mickey. When I was a kid, my dad made me practice twelve, fourteen hours a day. Now, sometimes when I sit in a restaurant, distracted, I start juggling a knife, a fork, and soon a plate; it’s very embarrassing.”
“His brother used to juggle cannonballs on the back of his head,” Mr. Braatz told me.
Photo by David Cain.
Six Torches
One of Selma Braatz’s most innovative routines was the use of torches which she later changed to torches that changed color. A newspaper article mentions an agreement between juggler Joe Cook and Selma Braatz:
Photo by David Cain.
In this regard, an article published in the Daily True American, September 22, 1906, mentions that Selma Braatz was able to juggle with six lighted torches. Perhaps she was the first?
Tres historias de Selma Braatz: ¿la primera persona en hacer malabares con seis antorchas?
La carrera artística de Selma está llena de elogios por parte de la prensa y de los mejores malabaristas, como Kara y Salerno. Sus habilidades asombraron al público y los empresarios disfrutaron de tener a Braatz en sus espectáculos. Las vallas publicitarias de Selma iluminaron las calles de Berlín, Londres e incluso Sydney. Cada minuto de su espectáculo fue un honor para la dinastía Braatz.
Selma Blecher-Braatz nació el 30 de junio de 1885, en el Imperio alemán. Su amor y entrega por el malabarismo comenzó cuando tenía 14 o 15 años. Fue entrenada por sus tías Welda y Clara Braatz (famosas malabaristas que tenían una rutina de malabares con bombas de jabón), por su padre Frau Braatz y por el malabarista Salerno.
Su debut fue en el Teatro Corso de Zúrich, en 1904. A partir de ahí, su fama explotó. Su espectáculo consistía en equilibrar objetos inusuales y hacer malabarismo con cosas cotidianas. Cuando se levantaba el telón, Selma estaba tumbada en una hamaca hasta que su ayudante le entregaba tres pelotas de tenis y una raqueta. Entonces hacía malabarismo con las pelotas mientras equilibraba la raqueta. Hizo malabarismo con seis pelotas a la perfección y experimentó con la manipulación de objetos comunes, como guantes, bastones, sombrero de copa y paraguas.
Si quieres saber más sobre Selma Braatz puedes leer este artículo.
Una apuesta definió el destino de Selma Braatz
Selma Braatz haciendo malabares con los malabaristas Kara y Salerno. Foto de David Cain.
En la vida de Selma hubo hazañas e historias muy interesantes. Una de ellas fue el reto del padre de Selma hacia los malabaristas masculinos.
El padre de Selma, Frank (o Frau) era un acróbata y miembro del grupo “Braatz Brothers”, que hacían parte del circo de la familia Braatz. Un día, Frank hizo una apuesta con el malabarista Kara, y con la comunidad de malabaristas: que Selma podía realizar las rutinas de malabaristas masculinos expertos en tres años sin que ser mujer fuera un impedimento. Kara aceptó el reto.
Frank entrenó a Selma estrictamente. Practicaban entre 8 a 12 horas diarias. Selma, quien era una adolescente para ese momento, logró tener el respeto de sus colegas y llegó a ser una de las mejores malabaristas de la historia. Al respecto, un periodista le preguntó a Selma cómo fue esa apuesta y ella dijo: “Papá ganó. Trabajo, trabajo, trabajo… de la mañana a la noche. Nunca supe lo que significaba el placer, pero después de dos años y ocho meses actué ante Kara, y papá ganó su apuesta”.
Anécdota familiar y personal de Selma
Foto de David Cain.
Selma se casó con el acróbata Harry Braatz y tuvieron una hija llamada Mickey Braatz que se convirtió en bailarina acrobática y malabarista. En su momento Mickey tuvo el récord de hacer 75 veces tinsika sin parar. Dejó las acrobacias y se dedicó a los espectáculos musicales.
En una entrevista con la familia Braatz, en los años de 1930, el periodista Abbott Joseph Liebling preguntó sobre el récord a Mickey y ella contestó: “Pero me gustan más los remolinos. Cada año puedo hacer más remolinos, pero creo que setenta y cinco son suficientes. Uno podría lesionarse el corazón”.
En esa entrevista, en la casa de la familia Braatz, Selma dijo una anécdota interesante de su vida que así escribió el periodista:
“la señora Selma Braatz, la campeona mundial de malabarismo femenino, la madre de Mickey, dijo: “¿Recuerdas a Ernst, el que hacía el pino? Saltaba de cuatro mesas sobre las manos. Se apoyaba más en las manos que en los pies y finalmente se volvió loco por la religión y corría desnudo. Demasiado es demasiado”.
La señora Braatz, aunque estaba a punto de salir de casa cuando la llamé, accedió a quitarse las pieles y a balancear una rueda sobre su frente, en el extremo de un largo vástago. Hizo girar la rueda, con una bola roja en el borde interior, e hizo malabarismo con cuatro bolas a través y alrededor de la circunferencia giratoria”.
Y añadió:
“Practica, practica, siempre tienes que practicar. Eso es lo que siempre le digo a Mickey. Cuando era niña, mi padre me hacía practicar doce, catorce horas al día. Ahora, a veces, cuando me siento en un restaurante, distraída, empiezo a hacer malabarismo con el cuchillo, el tenedor y, pronto, con un plato; es muy embarazoso”.
“Su hermano solía hacer malabares con balas de cañón en la nuca”, me confesó el señor Braatz.
Foto de David Cain.
Seis antorchas
Una de las rutinas más innovadoras de Selma Braatz fue el uso de antorchas que luego cambió por unas antorchas que cambiaban de color. En artículo de periódico se menciona un acuerdo entre el malabarista Joe Cook y Selma Braatz:
Cook mostrará nuevos trucos
Joe Cook, siempre alerta a nuevos trucos y artilugios mecánicos vertiginosos, mostrará una bolsa completamente nueva de trucos en su cuarto. El próximo musical, “Fine and Dandy”, será patrocinado por Morris Green y Lewis E. Gensler en colaboración con la oficina de Erlanger. El principal de sus trucos será el malabarismo con un trío de antorchas encendidas, un acto que fue originado por el famoso malabarista Kara en Londres en 1899. El truco fue realizado más tarde por Selma Braatz y Salerno, y fue introducido en este país por la primera hace exactamente veinte años. Debido a sus sensacionales triunfos europeos, la señorita Braatz fue traída a Estados Unidos por William Hammerstein y en el Teatro Victoria de Hammerstein duplicó su éxito extranjero.
Se dice que la señorita Braatz gastó miles de dólares en la perfección de las antorchas utilizadas en su acto. Fueron fabricadas en Alemania por William Ross, y el producto perfeccionado, según la actriz, que actualmente aparece en el Loew Cirit, tardó diez años en fabricarse. Cook, (…) con un acuerdo con la señorita Braatz ha obtenido derechos exclusivos de cantidad para el acto protegido por derechos de autor y antorchas.
Foto de David Cain.
Al respecto, en un artículo publicado en Daily True American, del 22 de septiembre de 1906 hacen mención a que Selma Braatz pudo hacer malabares con seis antorchas encendidas.
La semana que viene, el teatro Trent acogerá una programación equilibrada que incluye una de las mayores colecciones de novedades de vodevil que se hayan presentado en esta ciudad. El protagonista es Herman, el Grande, el mago maestro del mundo. Junto a Herman está la señorita Selma Braatz, una joven alemana que no ha pasado de la adolescencia y que se ha ganado el título de mejor malabarista de Europa. La señorita Braatz fue alumna de Salerno, el malabarista, que actuó con tanto éxito en el Trent la temporada pasada. Su actuación también es una gran oferta espectacular, que termina con la señorita Braatz haciendo malabarismos con seis antorchas encendidas en el centro de un escenario a oscuras.